Y tú, ¿ De qué color eres?

Y tú, ¿ De qué color eres?

Según los datos, en el 2011 se facturaron por servicios de peluquería 5.000 millones de Euros en España. En el 2018 llegamos a los 3.000 millones. Datos preocupantes creo yo, ya que en pocos años hemos perdido la confianza de los clientes que prefieren invertir en otros servicios de belleza antes que en la peluquería.

¿Y por qué ocurre esto? Sinceramente creo que hay un desenecuentro entre el profesional y el cliente. Una falta de entendimiento y una mayor frustración por parte de éste, debido a que no muchas veces ven conseguidas sus expectativas.

¿ Realmente conocemos al cliente de hoy?

Cuando estuve en el congreso de Punta Umbría, asistí a una interesante charla por parte de Tabatha Coffey (Coach Internacional) que trataba sobre los colores de las personas.

Ella sostenía que, según su comportamiento, había personas rojas, azules, grises y amarillas. Las personas rojas transmitian seguridad en ellas mismas, mostraban capacidad de liderazgo y daban la impresión de tenerlo todo bajo control. Es dificil que renuncien a algo en lo que creen o acepten propuestas. Quizás un exceso de ego y cierta arrogancia. Sin duda son las impulsoras de los proyectos y su valentía para desarrollarlos. No se rinden y dedican el tiempo necesario para que salga cualquier cosa adelante. Su imagen define claramente su personalidad.

Las personas azules estudian cada situación. Miden el alcance de cualquier cosa que vaya a realizar. Son metódicas y siempre cuentan con la opinión y el apoyo de los que tiene alrededor, aunque después tomen la decisión final. Les molestan las prisas ya que «se lo tienen que pensar». La fuerza está en el grupo y asume el liderazgo desde esa posición. Se muestran receptivas ante cualquier propuesta que, por supuesto, tendrán que examinar. Son personas astutas y prevenidas. Son susceptibles en los cambios de imagen, pero no hoy, quizás mañana.

Las personas grises son conciliadoras, buscan la armonía y el equilibrio. No suelen tener toma de decisiones si no se les pregunta previamente, y raramente se les ve apoyando alguna iniciativa. Son personas un tanto inseguras y están a gusto si el proyecto les ofrece esa estabilidad. Buscan que les aconsejen y de lo que no saben, no opinan. No muestran protagonismo y les encanta permanecer en segundo plano, observando todo lo que pasa alrededor. Están abiertas a influencias y buscan tu asesoramiento.

Por último las personas amarillas son alegres, extrovertidas, le dan ese toque de locura, frescura. Todo les viene bien y por qué no! No miden consecuencias, y contagian a las demás personas de su optimismo. Irradian felicidad. Happy. «La vida son dos días, disfrútala». Son capaces, desde su estado de júbilo, influenciar a otras personas y llevárselas a su terreno. Pero ojo, esta dispersión les suele llevar a ser desordenadas, a salirse del guión preestablecido, a ser un poco inconsistentes y dar una sensación de poca seriedad profesional. En cuanto a su imagen, les gusta cambiar permanentemente.

Debemos tener en cuenta que no somos personas monocolor, que habrá un porcentaje de cada uno de ellos en nosotros…Sí, sí pero alguno prioritario habrá!!!

Por otro lado debemos saber que no hay colores más o menos importantes. Todos son fundamentales y necesarios, es más, te diría que «el quid de la cuestión» está en la relación de unos colores con otros, su adhesión o todo lo contrario, su discrepancia. «Si conoces el color de tu cliente, más fácil será para tí adoptar el complementario». En un próximo Post abordaré este tema.

Es interesante el estudio, ¿verdad?. ¿Ya te estás imaginando de qué color eres?, ¿y las personas que tienes alrededor?.

 

 

 

 

 

 

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