Y ¿por qué no?

Y ¿por qué no?

Hoy tuve una conversación con mi amigo Sergio, un excelente peluquero afincado en Buenos Aires y con una amplia experiencia en el sector. Como no podía ser de otra forma estuvimos hablando de las novedades que habíamos introducido en nuestros negocios, con el fin de ser más atractivos para el cliente. Nos preocupa que nuestra actividad haya perdido «punch» en la sociedad y al mismo tiempo observábamos cómo otras actividades del sector de la estética habían evolucionado y se mostraban como una experiencia interesante para la mujer.

Me comentó que en su salón su socio cogía horas para los clientes y él no. Argumentaba que no sabía cuánto tiempo iba a necesitar para realizar un trabajo. Que muchas veces la idea inicial del cliente se transformaba, después de un diagnóstco, en otra que le llevaba más tiempo en ejecución y por lo tanto, no podía estar pensando en otro cliente sin haber satisfecho antes al que está tratando. Su argumento se intensifica cuando comenta que «su trabajo es muy personalizado».

Y me consta que es así. Acaba de llegar de Paris donde ha recibido un curso de las últimas técnicas Balayage en Jacques Dessange. No escatima Sergio en formación...»Juan, tendré que ir al lugar donde se inventó esta técnica para que me enseñen los originales», me comenta. Y es que Sergio sigue disfrutando de esta profesión pero mira con ojos inquietos el futuro.

Yo le comenté que lo más importante para mí en estos dos últimos años, es que la idea de cambio ha de ser constante. Pero que mis miedos estaban si mi cliente actual estaría dispuesto a aceptar esta situación o pensaría que estos vaívenes eran fruto de una gestión que no sabe a donde dirigirse. Le expresaba que los negocios debían estar abiertos a todas las opciones que el mercado nos ofrecía y que el público en general está atraido por lo nuevo. Y está dispuesto a pagarlo.

No me parece mala idea que en un mismo establecimiento tengas dos opciones diferentes. Hace unos años me hubiera parecido una insesatez. Pero ahora, cuantas más opciones le des al cliente, mejor. Al final, si la balanza se decanta hacia un lado, será que el cliente prefiere esa opción…y es la única manera de actualizarse en el sector servicios. Eso sí, tendremos que estar comunicando a nuestros clientes de todos estos cambios para que no se ofendan en caso de que se encuentren en una situación nueva.

Pero eso, hoy en día, no es problema. Tienes todas las herramientas de comunicación disponible y con ellas ofrecer todas las opciones que vayan apareciendo en el mercado. Debemos estar abiertos a cualquier sugerencia, hacer un estudio de probabilidad y cálculo…y si es factible a por ello.

Voy a poner un ejemplo: un cliente trata su cabello con productos de origen natural en su casa. ¿Por qué no le puedo ofrecer la opción en el salón? Ya sabemos que es un producto más caro…¡¡¡Pero si el cliente lo quiere…!!!

Otro ejemplo: un cliente desea coger cita previa y este servicio tiene un incremento del 15%. Y ¿por qué no?

El día que los peluqueros veamos nuestro negocio como cualquier otro… volveremos a ser atractivos para los clientes.

 

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