Montoro, quiero bailar contigo.
Montoro, quiero bailar contigo y susurrarte cosas al oído. Quiero contarte lo bien que me va desde que tomaste aquella decisión. Quiero contarte que el Sábado estuvimos a tope, y que no pudimos atender a clientes de siempre (ésos que hacen tener una estabilidad en el negocio) que tenían compromisos y querían ir guapos… Ya sé que es difícil de entender esto para usted… lo de guapo, me refiero jjjjjaaaa. Y quiero decirle, al oido, que debiera sentirme afortunado, por tener tal cantidad de público. Tambien que saliera una hora y media más tarde de mi hora. (Ya sé que hay que sacar a España adelante y que ésa es la actitud) Querría contarle que el público que esperaba (un poco harto) estaría pensando que me estoy forrando, tal y como se veía la peluquería. Hasta yo lo creería.
Me encantaría que me hubiese visto por un agujerito, a la hora de cerrar la caja. Cómo contaba el dinero y cómo separaba su parte ¡¡¡ con qué cariño.!!! Y es que ésa parte (el Sábado fueron 200 Euros) me hubieran venido de perlas para contratar a alguien más. Fíjese, podría haber hecho féliz a más gente. Nuestro público no hubiera esperado tanto y no hubiéramos tenido que correr para sacar el trabajo. (Odio esto con toda mi alma). Debo decirle que en nuestra profesión el cliente valora mucho esto de la «inmediatez del servicio». Claro, usted no entiende de lo que le hablo porque tiene cuatro pelillos…
Antes éramos uno más,¿sabe? pero, como decidieron subirnos el IVA, tan a lo bestia, tuve que prescindir de un trabajador y ahora cuando de repente se junta público… pues, o no tiene tiempo el cliente, o tenemos que acelerar el ritmo y éso provoca una falta de atención. Y no sabe cómo me costó tener que decirle a alguien de mi equipo que no podía pagarle, que ahora ese dinerito era para usted. Creo que de esto, tampoco sabe, ya que son ciento y la madre, y encima no dan un palo al agua.
No te arrimes tanto, que me pones juguetón y tengo que seguir contándote más cosas. Es que en cuanto te ponen a los Bee Gees te vienes arribaaaaa…
Escuuuuuucha; que hemos hecho una remodelación. Que estamos desarrollando un nuevo plan de acción que se llama Salón Emotion, y que sirve para darle una mejor atención al cliente. Que he tenido que volver a rascarme el bolsillo para actualizar la empresa. Ya sé, ya sé, que vosotros funcionáis con dinero público y te cuesta entenderlo…
Sí, llámame llorón, porque eso es lo que hice el Sábado cuando terminé la jornada, llorar. Fruto de frustración, de no sentir que el trabajo estaba bien realizado… Y también llámame sensiblón (no sé si existe este vocablo) porque después de tres días no soy capaz de quitarme de la cabeza la imagen de una señora mayorcita con Alzheimer, a la cual no pudimos atender.
Y sí, pienso que esta si es la actitud. Tener la suficiente honradez para seguir adelante. Me consta que de esto, tampoco.
Bueno tontón, afloja que ya vienen las sueltas… Otro día, espero que no me rechaces cuando te pida bailar otra lenta…